EL
PODER TAUMATÚRGICO DE LOS REYES
Arturo Cosano
Ramos
Trabajo tutorizado por:
Dña.: Pilar
Ybañez Worboys
Universidad de Málaga.
ÍNDICE
Introducción----------------------------------------------------------------------------------pág.3
¿Qué es el poder
Taumatúrgico?------------------------------------------------------pág.5
Evolución política del poder
Taumatúrgico------------------------------------------pág.6
Conclusión-----------------------------------------------------------------------------------pág.9
Bibliografía----------------------------------------------------------------------------------pág.10
I. INTRODUCCIÓN
El
poder es la cuestión quizás más importante de las ciencias sociales. La explicación
de qué es el poder es compleja y muestra muchos matices. Existen diversas
definiciones dependiendo del contexto en el que se desarrolle. Hoy en día,
tenemos una serie de leyes que tienen bien delimitado, o casi bien delimitado,
cómo funciona, cómo se ejerce y quién lo ejerce, pero antiguamente, hace apenas
cinco siglos esa cuestión seguía vacía.
Desde los albores de la humanidad, el poder ha sido
necesario para el desarrollo político, sin embargo la clara cuestión de quién y
como lo ejerce ha sido una duda que se ha mantenido en las mentes de los
hombres hasta que se resolvió o se intentó resolver. Astutamente, desde Mesopotamia,
los reyes se han legitimado en la religión como fuente indiscutible de poder.
Más tarde, sociedades como la griega, desarrollaron teorías políticas como
Aristóteles, y en Roma en un primer momento también se continuó dicho
desarrollo, que se corrompió con la llegada de los emperadores que otra vez
volvieron a legitimarse en lo divino. El mundo musulmán es también un claro
exponente de cómo la religión envuelve la vida del fiel, y de cómo el califa
tiene potestad sobre los súbditos. Durante la edad media, el poder siguió
legitimándose en fuentes divinas, aunque ya comenzaron a haber pensadores que
buscaban teorías políticas que se legitimaran en otras cuestiones. En la edad
moderna hubo diferentes aspectos, desde monarquías parlamentarias hasta estados
absolutos, y ya en la era contemporánea se implantó el sistema que conocemos
hoy en día. Es complejo explicar como la religión ha sido un elemento casi
indiscutible durante toda la historia, incluso en el presente, que contemplamos
la religión como un aspecto en segundo plano, ni nos imaginamos el poder que
tienen las religiones para la gran mayoría de la sociedad.
Dicho esto, podemos entonces plantearnos dos cuestiones
fundamentales: ¿qué es el poder? ¿qué es ser taumatúrgico?
El poder es, según la RAE: “Tener expedita la facultad o potencia de hacer algo”[1]. Esta
definición podríamos clasificarla como estándar, es decir, se queda en la
superficie, pero hay otras definiciones que son más complejas: “poder es la voluntad de acción con
conciencia de superioridad, que se orienta hacia el dominio y el gobierno de
las comunidades políticas”. Aquí ya tenemos un acercamiento más a la
explicación social del poder, por lo que podemos afirmar que “el poder es un
fenómeno social que no puede concebirse en forma aislada sino siempre en grupo”[2].
José Carpizo desarrolla esta idea en su “Poder:
naturaleza, tipología y los medios de comunicación masiva”, la cual rompe
con la idea de poder que había que se basaba en la agrupación de dicho poder en
una sola persona que gobernaba bajo influencia divina.
En cuanto al taumaturgo nos volvemos a remitir a la RAE:
“del griego,
θαυματουργός thaumatourgós, de θαῦμα, -ατος thaûma, -atos
“maravilla”, “cosa asombrosa” y -εργος -ergos “que hace”. Mago, persona que practica la magia”. Más que “mago”, nosotros contemplamos
un adjetivo atribuidos a los reyes que basaban su poder en la idea de que eran
divinos, y por tanto, como portadores de esencia divina debían poseer
características mágicas o sobrenaturales, como por ejemplo la curación de
enfermos. Como dijo Montesquieu: “el rey es un gran mago”. Por ello que poder,
magia y medicina estén tan entrelazados entre sí.
Pasemos entonces a explicar en que consistía
este poder y cómo es que fue tan relevante para la evolución política en la
Edad Moderna.
II. ¿QUÉ ES EL PODER TAUMATÚRGICO?
Quizás
el autor que más nos puede reflejar sobre que es el poder taumatúrgico es Marc
Bloch, el cual defiende la idea de que este poder se remonta a antes de la Edad
Media. La capacidad de curación de una enfermedad muchas veces no comprensible,
era intrínseca a un rey. ¿Por qué?, pues debido a que el rey tomaba ese “poder
divino” tenía características sobrenaturales propias de esa naturaleza, de ahí
que con tocar o mirar al enfermo este podía sanar por intervención divina. Sucedía
el caso, claro está, en el que el paciente no se curaba, la excusa era que Dios
no quería salvarle, o que necesitaba dos toques o dos miradas. “La capacidad taumatúrgica de los
monarcas fue quizás la vía principal por la que los reyes se aproximaron en todos
los tiempos a sus súbditos más desfavorecidos”[3]. No
obstante advierte Bloch: “había innumerables enfermos que
ansiaban ardientemente curarse, y estaban dispuestos a recurrir a los remedios
que les indicara el saber común: tal es el telón de fondo del milagro real, que
debe tener ante' sus ojos el historiador”[4].
Este poder pasó a los símbolos que
el monarca utilizaba, de ahí que surgiesen reliquias que tenían el poder
sobrenatural de su dueño. No nos encontramos con algo novedoso. El cristianismo
ya tiene reliquias con poderes especiales las cuales vienen de una tradición
germánica. Incluso en el Antiguo Egipto existía ya esta creencia con elementos
como el “ankh”.
Lo importante es que la influencia sobre la persona que
era tocada por el monarca se creía que estaba siendo sanada, lo cual molestó a
la Iglesia que, y hablamos de la época feudal, tenía el control “sobrenatural”
del mundo. Ese eslabón intermediario había dejado de ser la iglesia para pasar
a ser el rey, le cual le estaba dando un poder antes de la Iglesia. Es por ello
que “se reconoce
que ejerce un mandato del cielo confirmado por medio de un acto de la autoridad
spiritual y de los ritos apropiados”[5].
Por tanto el cristianismo no hizo sino potenciar aun más el poder taumatúrgico
de los reyes.
El caso de los símbolos es más
complicado ya que “el milagro inaugural estaba acompañado de diversos actos de
consagración que consolidaban el poder taumatúrgico de la imagen”[6],
es decir, se debía crear una leyenda de dicho símbolo para que este adoptase
ese carácter. Hay que decir que en una sociedad iletrada el uso de los símbolos
era vital para que se comprendiese, así funcionaba correctamente. La vida
estaba rodeada de símbolos, sin ir más lejos la propia iglesia o la corona, que
representaba la delegación de poder de Cristo en el monarca. Esta relación era
la que marcaba la casi obligación de que el monarca tuviera poderes
taumatúrgicos, ya que su poder venía de Dios.
Bloch
nos habla, y es muy importante, de que este poder iba acompañado de una serie
de ritos con procedencia de los ritos medievales como explica Le Goff en su
prefacio: “un rito feudal, el del lanzamiento del haz de paja y a veces rompimiento del haz (exfestucatio), signo y realización de una ruptura del
homenaje”[7]. Los ritos se extrapolaron
a la idea taumatúrgica, hallándose por primera vez en el “rito francés”,
explicado en el primer documento donde aparece el tacto francés. También en la
Edad Media surgió el “rito inglés” en la corte del rey Enrique II.
III. EVOLUCIÓN POLÍTICA DEL PODER
TAUMATÚRGICO
Este factor fue condicionante para el poder monárquico y por ende la
autoridad del rey en los territorios. La confianza que los súbditos volcaron en
su rey fue en parte gracias a la idea de que la divinidad había escogido a esa
persona para gobernarles. “El milagro real se presenta ante todo como la
expresión de una cierta concepción del poder político supremo”[8],
por ello no podemos pasar por la teoría política sin prestar atención a dicha
característica. Aunque como ya hemos dicho podemos rastrearlo hasta casi los
principios del hombre, vamos a centrarnos en la época que nos interesa, la Edad
Moderna, más concretamente el Estado Absoluto, en el que el rey logra un
robustecimiento del poder real aunque con algunas limitaciones. Dicho poder se
basaba en el afianzamiento del derecho real, convirtiéndose el rey en la base
del derecho, solo teniendo a Dios por encima. Por supuesto la violencia estará
totalmente institucionaliza logrando así el rey liberarse de los nobles. La
economía evolucionará a una economía-mundo en la que los mercados se abrirá, lo
que acompañará a la fiscalidad real aprovechará todas las posibilidades,
ampliándose. En esta coyuntura será obligatorio por tanto el desarrollo de la
diplomacia para organizar las relaciones entre estados.
En el siglo XVI el poder taumatúrgico ya estaba bien asentado en la
mayoría de las regiones, peor para explicarlo mejor vamos a ver los reinos por
separado. Sin embargo, los reyes taumaturgos se fueron disolviendo con la
llegada de movimientos revolucionarios en la última década del siglo XVIII. Obviamente
los pensadores del Renacimiento no dieron crédito a este “milagro”, pero en el
común de la población esto si tenía cabida. Además los propios reyes se creían
dicha acción ya que sin explicación alguna, los pacientes curaban. Es
comprensible por tanto que ante el desconocimiento tuviese cabida una
interpretación mística.
Aunque
hemos dicho que el poder taumatúrgico se fue disolviendo sobre todo tras la
revolución francesa, si es cierto que no será olvidado. Napoleón Bonaparte
elaborará una iconografía que exaltaba ese carácter divino, además de por
ejemplo haberse hecho coronar el mismo, señalado que por encima no había nadie
más.
La condición milagrosa la vemos muy presente en Francia e Inglaterra,
pero no son los únicos lugares. La casa de Habsburgo y España también fueron
exponentes de dicho poder.
1.
Francia e Inglaterra
Desde Felipe I Capeto y Enrique II Plantagenet se tienen noticia de “poder
real” para curar las escrófulas haciendo la señal de la cruz. Además, los
ingleses desde Eduardo II comenzaron a bendecir anillos medicinales, lo que
dividió a la comunidad eclesiástica. Otros reyes como Luis IX destacó también
por su participación en las cruzadas y por levantar numerosas iglesias, lo que
fue fuente de milagros. Caso interesante es la de Isabel de Hungría, la cual
invirtió en la fundación de hospitales y repartió limosna, siendo canonizada en
1325 por Gregorio IX. Otro caso interesante es el de Enrique IV de Francia el
cual se convirtió al catolicismo como reconciliación con su reino. En su
persona tenemos el rito de legitimación de la soberanía de un rey por el pueblo
el cual con anterioridad no deseaba. En el otro lado tenemos el rito inglés con
Carlos II.
Dichos ritos supusieron
grandes gastos para las casas monárquicas de Inglaterra y Francia. En los
registros y documentos de las cuentas vemos menciones del “tacto de los reyes”
referidos a dichas acciones mágicas que efectuaban sobre los súbditos. Aunque
no es fácil seguir el rastro de dichos archivos, si tenemos constancia de que
existían, por lo que sabían del poder que esto les conferían y pretendían
mantenerlo aunque les costase grandes sumas de dinero.
2. España
El caso de la monarquía española se notaba la rivalidad entre los reinos
cristianos aunque un en un principio con los Habsburgo la acuñación de “rey
taumaturgo” no tenían las mismas facultades que los franceses, con los Borbones
pierden ese “poder” que tenían por herencia. La necesidad de un rey santo les
llevó a esfuerzos durante el siglo XVII siendo Fernando III, que recibía culto
por tradición, el más indicado. Por supuesto los Habsburgo usaron su
ascendencia visigoda para otorgarse superioridad a los franceses y por ende, su
poder divino. La capacidad de sanar fue usada además para ascender a los reyes
a la categoría de santos. Sobretodo, “los monarcas de la casa de los Austria
gustaron de retratarse en diversas ocasiones con la iconografía de personajes
de santoral cristiano”[9].
Bloch nos relata como imitaban los ritos franceses e ingleses, ganándose a
personas de la iglesia que afirmasen dicho poder taumatúrgico. No obstante si
que tenemos conocimiento de milagros curativos atribuidos a reinas sobre todo
en el lecho de muerte. Aun así, lo normal era clasificar a los reyes hispanos
como sanadores que remediaban los males del reino con el ejercicio del
gobierno. Será en Navarra donde tengamos los casos más particulares. “El poder
taumatúrgico de los soberanos navarros no está vinculado al hecho de la unción
y coronación. Carlos II no fue coronado hasta febrero de 1390 y en 1387 consta
que tocó enfermos en seis ocasiones”[10].
No podemos olvidar la traditio
castellana sobre la taumaturgia de sus propios reyes que tuvo eco en la corona
de Aragón aunque algo tardío. Además, tema importante fue la relevancia de el
poder del confesor de los reyes, “el cual tuvo en sus manos aspectos de suma
importancia como proyectos político-mitificadores como el viaje de Colón”[11].
III. CONCLUSIONES
Antes de la realización del trabajo ni siquiera sabía de la existencia
de la palabra “taumaturgo”. Ahora entiendo la enorme relevancia que ha tenido
para el desarrollo de la historia, ya que ha sido elemento fundamental para le
ejercicio de gobierno en todas partes del mundo. Es decir, sin el apoyo religioso,
ni los primeros reyes, sultanes o líderes políticos podrían haberse posado
sobre masas de súbditos y lograrse su apoyo y fe incondicional. Con forme el
tiempo paso más difícil resultó sustentar esta base, y en parte fue por la
divulgación de conocimiento, por tanto podríamos decir que cuanto más ignorante
era el pueblo más fácil era manejarlo. Y que mejor forma de gobernar que
sustentándose en le religión. No es el poder de los reyes lo que gobierna al
pueblo, si no el poder de Dios que se ejerce a través del rey. No siempre ha
sido así claro, pero en la mayoría de gobiernos durante la historia si que lo
ha sido. Incluso algunas revoluciones que se han sublevado contra el poder
monárquico o eclesiástico estaban a su vez basadas en otras ideas religiosas.
IV. BIBLIOGRAFÍA
-
Arancón, Raquel, (1990) Los Evreux Reyes
de Navarra.
-
Buchheim, Hans, (1985) Política y Poder
Alfa, Barcelona.
-
Bloch, Marc, (ed. 1983) Los reyes
taumaturgos. Gallimard, Francia
-
Ezquerra, Alvar. (2004), Política y
cultura en la época moderna. Universidad de Alcalá.
-
Hani. Jean, (1998). La
realeza sagrada. Del faraón al cristianísimo rey. José J. De Olañeta, Palma
-
Le Goff, Jean, (1983) Prefacio a Los
reyes taumaturgos de Marc Bloch. París.
-
Mínguez, Víctor, (2001) Los Reyes Solares.
Universidad Jaume I, Castellón
-
Martínez, José Manuel, (2006) Arte
americano: contextos y formas de ver. RIL editores: Santiago.
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